Las mascotas, a terapia; tratan conductas agresivas y ansiedad

Jolcin es un perrito Pomerania que nació en plena pandemia de covid-19 y se acostumbró a una ciudad con poco movimiento y prácticamente sin ruido, pero cuando debió enfrentarse a la nueva normalidad, comenzó a padecer diversos problemas de conducta.
Jolcin empezó a manifestar problemas a los ruidos, miedo a salir a pasear, conforme fue regresando la normalidad y pasaban los camiones y las motos, Jolcin empezó a presentar mucho miedo”, contó su tutora Cinthya Rivera.
Este Pomerania de dos años de edad es uno de los pacientes del Hospital Veterinario de Especialidades en Fauna Silvestre y Etología Clínica de la UNAM, que se encarga de prevenir, diagnosticar y tratar problemas de comportamiento en animales de compañía.
Conductas agresivas, ansiedad por separación y pánico a los cohetes son los tres principales motivos de consulta en este hospital.
Se tiene bien comprobado que los animales pueden sentir, son seres sintientes, conscientes, entonces pueden desarrollar el mismo trastorno a lo mejor emocional que un humano; de repente también pasan por miedo, por ansiedad, pasan por felicidad, todas esas cosas las compartimos. La consulta es recomendable, así como llevar el perro a las vacunas, a la desparasitación, pero siempre hay como esta renuencia, incluso, entre humanos hay todavía bastante renuencia a tengo que ir al psicólogo por una atención de salud mental, y nos pasa mucho esto también, ¡cómo crees que el psicólogo para perros!”, contó Daniel Tejeda, especialista en etología clínica de la UNAM.
Pero al menos una vez en su vida, todo perro debería pasar por el “diván” de estos especialistas, pues los problemas de conducta son, de hecho, la causa número uno de abandono o eutanasia en animales de compañía, pese a que la mayoría de los casos, pueden ser tratados.
¿Qué hacemos en el consultorio de etología clínica?, como en cualquier otra área de medicina veterinaria, primero diagnóstico, saber bien qué está pasando, entender cuál es la situación y cuál es la causa de esta conducta, al final la conducta agresiva, por ejemplo, es el signo o el síntoma de que algo está pasando qué está haciendo a este perro actuar con agresiones. A lo mejor tiene miedo, a lo mejor le duele algo, yo tengo que descubrir qué le duele, qué le pasa a este paciente para poder tener este control de las agresiones, la causa se va retirando, se le va enseñando que no le tenga miedo a las personas, por ejemplo, y entonces él no tiene por qué agredir personas después”, agregó Tejeda.
Jolcin tiene un año acudiendo a terapia con un diagnóstico de fobias sonoras, ansiedad por separación con diversas personas de su círculo familiar y agresión ambivalente interespecie, es decir, a humanos que se aproximan a él, a causa del miedo.
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Todavía sigue siendo un perrito muy nerviosos, pero como han sido varias cosas las que hemos tenido que ir trabajando con él, sí hemos avanzado; ya no tiene casi problemas de apego, se le va la persona con la que está muy enfocado y se queda tranquilo; ya es más tolerante con los ruidos, si bien todavía no disfruta el mundo exterior al menos en el patio y si estamos en la casa y escucha ruidos muy fuertes ya los tolera y antes no los toleraba”, relató su tutora.
Durante la entrevista con sus humanos, el pequeño Pomerania de color café se mostró muy relajado, pero eso no era inimaginable hace un año, confesó su tutor, Joel Arellano.
Hubiera sido imposible, porque se escondería debajo de la silla, buscaría que lo cargáramos, estaría muy nervioso, estaría moviéndose y se vería alterado en su estructura física”, explicó.
Llegar a tener buenos resultados con Jolcin ha implicado un trabajo constante por parte de toda la familia para cambiar cosas de su ambiente y establecer técnicas que le ayuden, por ejemplo, a lidiar con los ruidos del mundo exterior.
La gente que sí está como más acostumbrada y tiene perritos y conoce, nos dice que muy bien que lo cuidamos y lo procuramos, pero luego la gente se saca de onda, primero no conocen que existen etología y ya cuando les explicamos un poco se burlan y dicen que se va a su terapia y su psicólogo, y es en la parte en la que decimos, sí, porque queremos que él precisamente esté feliz, que pueda disfrutar su vida, esa es nuestra principal preocupación y entonces, pues lo que tengamos que hacer para eso, es lo que estamos trabajando”, expresó Cinthya.
HACEN FALTAN MÁS ETÓLOGOS
A pesar de que cada vez es más común que los tutores de animales de compañía soliciten una consulta de etología, apenas existen 14 etólogos clínicos certificados a nivel nacional.
El hospital de la UNAM es el único lugar del país donde se enseña la especialidad.
Siendo una especialidad joven en realidad, si contamos todos los consultorios veterinarios que hay, por ejemplo, en la CDMX, sabemos que hay un consultorio en cada tantos metros y especialistas en etología son muy pocos todavía para cubrir esta situación de problemas conductuales que se enfrentan”, explicó Sofia Viniegra coordinadora académica de la especialidad de Etología Clínica de la UNAM.
cva