Jane Birkin: Hecho en Inglaterra, forjado en Francia

Más allá de su éxito como cantante, no un éxito de taquilla de ninguna manera, pero atrajo a una base de seguidores leales en todo el mundo, Birkin tuvo una carrera próspera como actriz, transmitiendo una vibra similar en la pantalla a la que tenía en la música: una belleza natural y sin adornos; un comportamiento aparentemente indiferente, camuflando un núcleo melancólico.
En 1969, el año en que se estrenó “Slogan”, Birkin tuvo un papel secundario en el abrasador, ahora thriller de culto, “La Piscine” de Jacques Deray, junto a Alain Delon y Romy Schneider. Con “La Piscine” y comedias populares como “La Moutarde Me Monte au Nez!” (1974) y “La Course à l’Échalote” (1975), podría haber continuado extrayendo su encanto gamine y su lindo acento para una carrera como actriz cómoda aunque predecible. Pero al estilo típico de Birkin, hizo un abrupto cambio de estilo al protagonizar el provocativo debut de Gainsbourg. “Je T’Aime Moi Non Plus” (1976), en la que interpretaba a una camarera andrógina que tiene una relación bastante complicada con un hombre gay interpretado por Joe Dallesandro, el habitual de Andy Warhol y Paul Morrissey.
Durante gran parte de la década de 1970 y principios de la de 1980, Birkin alternó entre hacer discos de Gainsbourg y aparecer en películas convencionales, incluida «Death on the Nile» (1978), que contó con el tipo de buffet de estrellas internacional que las películas de gran éxito de la época se comieron: Sus coprotagonistas incluyeron a Peter Ustinov, Bette Davis, David Niven, Mia Farrow y Angela Lansbury.
Lanzando otro giro en su carrera es que después de Gainsbourg, Birkin estaba en una relación con el cineasta intransigente Jacques Doillon. En 1984, protagonizó su película brutalmente intensa y febril “La Pirate” como Alma, que se debate entre su marido (interpretado por el propio hermano de Birkin, Andrew) y una mujer (Maruschka Detmers). Se sentía como una nueva Jane Birkin, habitando su físico de una manera casi peligrosamente desenfrenada, y le valió la primera de tres nominaciones a los premios César.
Al año siguiente, apareció en una obra de Marivaux dirigida por el influyente Patrice Chéreau en su teatro de Nanterre. A pesar de su inquietud, su actuación fue un éxito y Birkin siguió apareciendo en el escenario, alternando, como era su costumbre, entre la comida del bulevar y Eurípides.