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Cultura y Artes

Analizando la controversia de la película más polémica del año 2023.

Aquellos que no sigan la actualidad de estrenos estadounidenses probablemente nunca hayan oído hablar de Sound of Freedom. Sin embargo, se trata de una de las películas más polémicas del año. Y es que en las redes sociales se ha generado toda una avalancha de comentarios a favor y en contra del proyecto protagonizado por Jim Caviezel (La Pasión de Cristo). Miles de publicaciones han alimentado bulos y medias verdades sobre una cinta que, poco a poco, ha conseguido recaudar muchísimo más dinero del previsto.

Entre ellos se ha hablado de una supuesta conspiración a nivel mundial por la cual las élites pretenden enterrarla para que nadie la vea. También se ha denunciado que tras ella está el grupo ultraderechista QAnon. E incluso se ha llegado a sugerir que Mel Gibson es su director. ¿Pero qué hay de cierto en todo lo que se dice sobre ella?

Uno de los comentarios más repetidos sobre Sound of Freedom es que ha sufrido censura por parte de los grandes estudios y distribuidoras. El proyecto se rodó en 2018 y, en un primer momento, 20th Century Fox compró sus derechos. Sin embargo, la adquisición del estudio por parte de Disney privó a la película de su posible estreno, ya que no le vieron potencial.

«La compañía fue muy honesta y me confirmaron que esta película no era para ellos, no era una película para Disney», explicaba el productor Eduardo Verástegui en una publicación en Facebook. Tras esta negativa por parte de La Casa del Ratón, el equipo de Sound of Freedom probó fortuna en otros estudios. «Llamamos a la puerta de Netflix, de Amazon, a la gente de Lionsgate y de otros estudios, pero nadie estaba interesado», añade Verástegui.

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Finalmente, quien sí quiso hacerse con los derechos del proyecto fue Angel Studios, una distribuidora cristiana que no está establecida en Hollywood, sino en Utah. Estos lograron que el filme pudiera llegar a los cines de todo EE. UU. gracias a una campaña de crowdfunding y a sus parroquias repartidas por todo el país. Sin embargo, pese a haber sido un proceso simple de oferta y demanda en el mercado cinematográfico, la negativa de las grandes compañías ha servido para que grupos ultraconservadores acusen a toda la industria de una supuesta censura que, en realidad, nunca existió. Estos sectores de ultraderecha han extendido ese falso argumento también fuera de las fronteras de Estados Unidos, donde se ha criticado a las distribuidoras por no querer que la película se vea, pero nada más lejos de la realidad. Y para ejemplo, España, donde Sound of Freedom llegará a los cines el 11 de octubre de la mano de A Contracorriente Films.

En realidad, existe un motivo muy evidente por el que la extrema derecha se ha volcado tanto con Sound of Freedom. La película narra la historia real de Tim Ballard, un antiguo agente de la Seguridad Nacional de Estados Unidos. Este hombre tomó la difícil decisión de dejar su trabajo para dedicar su vida a rescatar a niños víctimas de trata infantil. En la cinta, Ballard lleva a cabo una operación en la que rescata a dos hermanos secuestrados en Honduras por parte de una gran organización criminal. Esta historia, a priori épica y muy loable, se acerca, sin embargo, al ideario conspiranoico de QAnon.

Otro bulo que se extendió rápidamente por redes sociales es que la película estaba dirigida por Mel Gibson. El oscarizado actor y director ha sido vinculado al proyecto por parte de fanáticos que trataban de darle mayor entidad y empaque a su promoción. De nuevo, esta es una afirmación completamente errónea. El verdadero director de Sound of Freedom es el mexicano Alejandro Monteverde.

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El último gran punto con el que los seguidores de Sound of Freedom defienden el filme es que presuntamente ha sido todo un éxito. Esto es verdad, pero solo en parte. Para empezar, ya con su estreno, se aseguró que había superado a Indiana Jones y el Dial del Destino. Algo rotundamente falso, pues en sus respectivos primeros fines de semana la película de Monteverde alcanzó los 19,6 millones de dólares, mientras que la del legendario arqueólogo sumó más de 60 millones.

Sus 150 millones de dólares en taquilla dentro de Estados Unidos la sitúan, esta vez sí, por encima de películas como Elemental o Fast & Furious —ambas recaudaron 145 millones en el país—. Pero no es oro todo lo que reluce. Muchas de sus ganancias se deberían a una práctica conocida como pay it forward. Esta consiste en que alguien dona dinero para comprar entradas de una sesión de la película y que otras personas puedan acudir al cine y verla gratis, a cambio de que ellos hagan lo mismo. El resultado, según se ha informado en múltiples ocasiones en redes sociales, es que muchos cines que proyectaban Sound of Freedom tenían vendidas todas las entradas, pero las salas quedaban totalmente vacías.

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