En Bird Box Barcelona, las señales del apocalipsis están en todas partes. Cuerpos que cuelgan sobre puentes o se encuentran tendidos en las calles. Un barco destrozado en la bahía, que describe con su mera silueta los horrores que sufrieron todos quienes le abordaban. La sensación lúgubre de que cada lugar está impregnado de un tipo de fenómeno que, como en la película original, es mortal.
En este spin-off de uno de los largometrajes más exitosos de Netflix, dirigido por Àlex y David Pastor, el escenario se hace más tétrico y cercano al cine de horror que a la ciencia ficción. Ahora, los enemigos no son solo los enigmáticos alienígenas que obligan a los personajes a cometer suicidios grotescos y sangrientos. Esta vez, las calles solitarias de una Barcelona en escombros acogen a grupos fanáticos que convierten la agonía en algo más sórdido.
Bird Box Barcelona es mucho más un spin-off de la ya icónica película de Netflix ‘A ciegas’ que una secuela. El matiz permite a sus directores profundizar en el universo planteado en la producción original desde un punto de vista por completo nuevo. El guion, escrito también por los directores, toma algunas decisiones inteligentes al construir una historia completamente distinta de la que procede. A pesar de que buena parte del argumento se relaciona con la forma en que la película ‘A ciegas’ del 2018 profundizó en lo terrorífico.
En esta ocasión, la historia ofrece más pistas sobre el temible suceso. Lo que lleva a su punto más original y potente. Ahora, la circunstancia violenta tiene una explicación. Al menos, una interpretación por parte de un grupo de fanáticos liderados por el padre Esteban (Leonardo Sbaraglia). Para todos, lo ocurrido no es un ataque de fuerzas extraterrestres, sino una señal divina que debe interpretarse y articularse de la mejor forma posible. Lo que empuja al grupo a intentar que la mayor cantidad de personas a su alcance terminen por ser atacadas y mueran.
Bird Box Barcelona no comete el error de dar por sentado que la audiencia conoce los elementos centrales de su trama. De modo que comienza desde el principio de la tragedia, lo que brinda a la película un aire revisionista. Ver a través de otro punto de vista un suceso conocido no solo lo hace más complejo, sino que permite agregar información sin que parezca forzado o un añadido conveniente para la narración.
En conjunto, la película se sostiene como una lúcida mirada al miedo a través de la noción de un hecho catastrófico inevitable. Todos los personajes están condenados a muerte, lo sepan o no. La ciudad ya no es un refugio, sino otro adversario a vencer. Bird Box Barcelona tiene la suficiente habilidad de crear una atmósfera que no depende de la cinta de origen, y de construir el terreno para entregas antológicas basadas en la misma escalofriante historia sobre la invasión de un terror imposible de identificar.
